Emprendimientos

Abran paso a las nuevas ideas

Nacido en 1925, Enrique García Árciga, el primogénito de una familia de escasos recursos integrada por 12 hermanos, construyó en La Piedad, Michoacán, las bases de Grupo Nu-3. El negocio, cuyo núcleo es la crianza de cerdos, está formado por una docena de empresas que no sólo abarcan toda la cadena de suministro porcícola, sino que se ha extendido a líneas complementarias como alimentos para mascotas e invernaderos hidropónicos. Esta estrategia le ha valido el auge del que actualmente disfruta.

Instalado no lejos de La Piedad, pero en el estado de Guanajuato, Grupo Nu-3 emplea a 2,000 personas en todas las empresas que conforman el grupo empresarial. Y otro tanto corresponde a la plantilla de los negocios donde tiene una participación mayoritaria de capital. Por su parte, el patriarca de la familia García tuvo 14 hijos (no todos sobreviven) y hoy, con 89 años de edad, su descendencia incluye 40 nietos y más de media docena de bisnietos. De hecho, su historia comienza cuando de niño ayudaba en casa ordeñando las cuatro vacas de la familia y las llevaba a pastar.

Primero, apoyado por su padre y luego por su esposa, los inicios del empresario en los negocios incluyeron la apertura de una tienda de abarrotes y la crianza de cerdos en el traspatio de su casa. En 1951 tuvo la oportunidad de comprar una granja y con los ahorros conjuntos de él y su papá pudo pagar el enganche.

“De esta manera dio inicio la primera zahúrda (porqueriza) del grupo”, comenta en sus memorias, publicadas para celebrar sus 80 años y el primer cuarto de siglo del lanzamiento de la marca Nu-3. “Recuerdo que mi abuelo decía que si no se tienen los recursos, cuando se presenta una oportunidad, ésta simple y sencillamente se ve pasar”, cuenta Enrique García Reyes, uno de los nietos de García Árciga y gerente de Compras y Mantequería en Bonnacarne, la empresa empacadora y procesadora de carne del grupo que produce embutidos.

El negocio porcícola de la familia García prosperó y disfrutó las décadas de auge durante las cuales la zona donde colindan Guanajuato, Michoacán y Jalisco llegó a ser la mayor productora de carne de cerdo del país. Pero a partir de la década de 1990 la bonanza en la región terminó, y de miles de porcicultores de todos tamaños establecidos sólo sobrevivieron los pocos que lograron integrar en mayor o menor medida la cadena de suministro de sus operaciones.

Tiempos de cambio

Durante los años del auge, los descendientes del patriarca se fueron incorporando a la operación del negocio y el alcance de la empresa se fue extendiendo a distintas áreas de la cadena de suministro. Enrique García León, uno de los actuales directores generales de Grupo Nu-3, se incorporó al negocio en 1974.

Entre ese año y 1985, mientras las granjas porcícolas crecieron, la familia invirtió además en negocios de farmacéutica veterinaria donde tiene participación mayoritaria: Lapisa, un fabricante, y Alpor, un distribuidor. Hasta 1980 se habían dedicado sólo a comprar y engordar cerdos; sin embargo, a partir de ese año comenzaron también con la crianza.

En 1985, un año después de que se incorporó Guillermo –otro de los hijos del patriarca y hoy director general– la empresa comenzó a usar la marca Nu-3 y arrancó las subisidarias Alimentos Balanceados –enfocada en la nutrición animal– y Agroquímicos y Semillas La Fuerte –dedicada al mejoramiento genético y comercialización de semilla de trigo–.

Poco después invirtieron, asociados con otros porcicultores, en Fyrasa, un rastro frigorífico, donde se realiza la matanza, desbaratado y deshuesado –de pierna y cabeza– de los cerdos, y también se procesa manteca. Ahí se matan unos 1,500 cerdos tres veces por semana.

Para fines de la década de 1990, Grupo Nu-3 abarcaba a través de sus empresas casi toda la cadena de suministro del negocio porcícola, con excepción del procesamiento de carne. Fue la caída de un gigante mundial de la industria con sede en Estados Unidos (ver recuadro) la que motivó a sus directores generales a invertir en una planta de procesamiento de carne de cerdo (que abrió en 2005) para reducir así su vulnerabilidad en ese flanco, mismo que se volvió evidente tras la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el cual permitió la llegada a México de carne importada de cerdo.

Un porcicultor “se encuentra sujeto a los precios internacionales de la carne y cuando (estos) se desploman, se da el caso de que el costo de producción por kilo es más alto que el de recuperación”, se explica en las citadas memorias de Enrique García Árciga.

Las variaciones del mercado internacional tanto de los insumos como de la carne contribuyen a que el negocio porcícola sea cíclico. Pero hay una particularidad: jamones, salchichas, ahumados y chuletas tienen un precio mucho más estable que el del cerdo en pie (antes de ser sacrificado), explica Juan Carlos García Reyes, también nieto del patriarca y gerente del Centro de Utilidad de GrandPET, la división de negocio que produce alimento para mascotas. Esto blinda al corporativo contra fluctuaciones en los precios del mercado.

Beneficios de la integración

Una estrategia de verticalización en un grupo empresarial como la implementada por Grupo Nu-3 tiene el beneficio adicional de que “permite generar economías de escala que te hacen más competitivo”, dice María Fonseca, especialista en empresas familiares y directora de la Escuela de Negocios, del Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México.

De hecho, “entre empresas hacemos sinergia en un 30%”, comenta Juan Carlos García Reyes. Es decir, una tercera parte de las ventas del grupo se da entre las mismas compañías que lo conforman. Por ejemplo, la empresa de semillas le vende granos a las plantas de alimento; la farmacéutica veterinaria atiende a las granjas porcícolas; éstas a su vez surten al rastro y éste provee los desechos (como huesos y grasa) generados tras el deshuesado del cerdo que son usados para producir alimento para mascotas.

La diversificación es un paso natural en una empresa familiar en la medida en que las siguientes generaciones se van incorporando a la operación de la compañía. “La misma estructura de gobierno da la posibilidad de crear nuevas unidades de negocio”, considera Fonseca, la académica del Tecnológico de Monterrey.

Con la llegada de la nueva generación –los nietos de Enrique García Árciga– la empresa familiar ha propiciado que los recién llegados se incorporen en la organización enfocando sus talentos e intereses en el fortalecimiento de las divisiones existentes o, de ser posible, la creación de nuevas unidades de negocio.

Lo anterior significa fomentar una diversificación que cree sinergias con el grupo. Tal fue el caso de Juan Carlos, con GrandPET, quien desde niño mostró inclinación por los animales domésticos; o de su hermano Adrián, quien es ingeniero agrónomo y está al frente de Agrícola Maas, que produce jitomate, pepino y pimiento en invernaderos hidropónicos.

Además, para asegurar su crecimiento, el grupo guanajuatense ha establecido en un protocolo familiar que los miembros de la familia que se integren a la empresa deben tener una maestría y experiencia en una empresa ajena al negocio familiar.

Diversificarse otorga a una compañía “una ventaja competitiva siempre que estés consciente de que las unidades de negocio que creas a partir del negocio existente tengan mercado”, advierte Fonseca, del Tecnológico de Monterrey.

“Un negocio nos ha ido llevando a otro”, asegura Juan Carlos García Reyes. Y actualmente hay muchos más en puerta. Hoy, el consorcio está experimentando con proyectos relacionados con harina de maíz para tortillerías, producción de huevo, acuicultura y sustentabilidad energética a través de biodigestores que, aprovechando la excreta de los cerdos, podrían producir la mitad de la energía que consume el consorcio empresarial.

“Los experimentos pueden durar cinco o 10 años, y hasta que aprendemos bien ya le invertimos”, concluye Juan Carlos. Queda claro que en Grupo Nu-3 la paciencia es una virtud.

 

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Pie de foto: Enrique y Juan Carlos García Reyes y Guillermo García.

Contenido donado por Entrepreneur

Texto: Jorge Villalobos.

Foto: Carlos Aranda.

   

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