Economía

Sin crédito no hay crecimiento.

Es común escuchar a varios (o muchos) dueños de negocios decir: “mi empresa ha crecido sin necesidad de endeudarme o salir a buscar un socio; todo lo he conseguido con recursos propios”. Y no es de extrañarse, pues existen algunos mitos en torno al crédito. La realidad es que, utilizado de manera inteligente, puede ser un aliado estratégico para impulsar el crecimiento de tu compañía. Una de las principales ventajas del crédito es que te permite realizar proyectos en tiempo presente –aumento de producción o adquirir maquinaria–, que mediante reinversión de utilidades o recursos de los accionistas tendrían que esperar. Sin embargo, primero debes analizar las necesidades financieras con base en los objetivos de tu negocio, ya que una empresa que busca crecer y tiene un ciclo operativo positivo, siempre tendrá requerimientos incrementales de recursos.
Cuando los recursos propios ya no son suficientes para hacer frente a las oportunidades del mercado, existe la posibilidad de que alguien más las tome por ti. Ante esta eventualidad afrontas una decisión funda- mental: ¿buscar financiamiento a través de deuda o atraer nuevo capital de inversión?

Analiza muy bien estas alternativas: los recursos obtenidos vía deuda en ningún momento son de la empresa; debe pagarse íntegro el capital junto con el costo que implican los intereses, así como ofrecer garantías que aseguren el pago. Mientras que en la inversión de capital un inversionista adquiere parte de las acciones de la compañía a cambio de una inyección de recursos; por lo tanto, adquiere derechos sobre el negocio y las utilidades.

La desventaja más importante de financiarte con capital es la disolución de la participación en tu negocio; es decir, cedes una porción de las acciones y control en tu empresa, a cambio de recursos. Comúnmente, los inversionistas con capital accionario en empresas más pequeñas o de reciente creación –como las startups– buscan rendimientos altos para compensar el riesgo que toman (exigen dividendos o una porción de las ganancias anuales). De esta manera, la distribución de las utilidades a tus nuevos socios, por lo general, excede lo que tendrías que haber pagado en un préstamo (a un banco, por ejemplo).

Como resultado, la empresa crece pero no necesariamente el rendimiento de quienes la crearon. Al aportar los recursos necesarios por medio de un crédito puedes impulsar el crecimiento de tu compañía al tiempo que conservas tu participación accionaria. Si sólo tienes una necesidad de recursos para crecer, la deuda es la mejor alternativa y más barata.

Esto no significa que la inyección de capital sea mala. En algunos hitos de la vida de la empresa (etapa temprana o etapas de crecimiento muy aceleradas que no puedes seguir financiando con crédito) es tu mejor aliado. La inclusión de capital es ideal cuando se trata de socios estratégicos que te aportan relaciones, conocimiento de mercado, experiencia gerencial, apertura de nuevos mercados, acercamiento a clientes estratégicos, etc. Todo ello, al final, será clave para el crecimiento de tu empresa más allá del aporte de recursos financieros.

LA OPCIÓN IDEAL PARA TI

Antes de salir a buscar recursos determina qué tipo de crédito requiere tu empresa según su perfil, necesidades de crecimiento y circunstancias. Existen muchos tipos de crédito y es fundamental que solicites el adecuado para obtener los mayores beneficios y proteger la salud financiera de tu negocio. Solicitar el correcto puede hacer la diferencia entre alcanzar tus objetivos o complicar tus finanzas corporativas.

Analiza las alternativas entre intermediarios de acuerdo al tipo de financiamiento y considera el mejor plan de acuerdo a tu negocio (monto, garantía, gracia, tasa, revolvencia, etc.), contemplando el plazo para pago con el objeto de no complicarte en lo futuro con el crédito. Otra recomendación es conocer el ciclo de operación de tu empresa y mantenerlo bajo control, ya que éste afecta la cantidad de recursos que tu compañía necesita para hacerle frente a la operación.

Ojo: el ciclo operativo es lo que tienes que financiar con recursos propios. Es una medida para determinar cuánto requiere de financia- miento tu empresa. Por lo que, mientras más grande es el ciclo operativo más recursos son necesarios para llevar a cabo la operación. Y mientras más crezca tu compañía y si su ciclo operativo es positivo, más recursos requerirá.

El ciclo operativo de tu empresa se calcula de la siguiente forma:

Tomar en cuenta la duración del ciclo de operación (en días) es fundamental para determinar si se debe invertir en una empresa o producto en particular.

Para que tu negocio se encuentre en un nivel adecuado de endeudamiento, haz un buen análisis de la capacidad de pago. Empieza por responder este par de preguntas clave: ¿la empresa está generando el EBITDA (utilidad antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones) suficiente como para pagar los créditos de corto y largo plazo? ¿Las proyecciones de los flujos de efectivo, las ventas y los costos futuros te permitirán pagar el interés y el capital en el periodo de tiempo que durará el crédito?

Definido lo anterior, utiliza los recursos para lo que solicitaste el crédito: generalmente para invertirlos en proyectos rentables y que generan valor por encima del costo del financiamiento. Programa bien tu flujo y considéralo una erogación fija. Además, ten muy presentes tanto el calendario de pagos como la tabla de amortizaciones. ¿Dudas? Consulta a un especialista financiero.

TIPS DE LOS EXPERTOS

A continuación, seis recomendaciones para aprovechar al máximo las ventajas y beneficios que te ofrece el crédito para crecer tu negocio:

1. Ten cuidado con los plazos. El plazo del financiamiento debe ser superior al periodo en que recuperarás la inversión. Un error muy común es usar líneas revolventes o de corto plazo para financiar activos de largo plazo. Si vas a comprar una maquinaria, es importan- te utilizar un financiamiento que te permita amortizar la deuda en un periodo similar a la vida útil del bien que vas a adquirir o al periodo de recuperación de la inversión.

2. No sobre garantices el crédito. En créditos menores a cinco años una regla sería no dar una garantía real a menos que sea tu única opción. Lo ideal es simplemente que el crédito se garantice a través de aval. Por lo regular, la banca pide avales que tengan bienes inmuebles libres de gravamen. Estos bienes no se gravan, pero es fundamental que dentro de la relación patrimonial del aval, se reflejen.

3. Que tu crédito sea en la moneda que facturas. Ante la volatilidad en el tipo de cambio (peso frente al dólar americano, por ejemplo), al obtener el crédito en la misma moneda de facturación, estás aprovechando una cobertura natural. Si esto no es posible, explora la contratación de una cobertura por medio de un instrumento derivado para mitigar el riesgo cambiario.

4. En largos plazos, usa CAPs o tasas fijas. En créditos a largo plazo, opta por una tasa fija. Si es tasa variable, utiliza un derivado financiero de tasa de interés (CAP), el cual te permite fijar un techo a la TIIE, con el costo del pago

de una prima.

5. Mientras más información presentes, se mitiga el riesgo. La información es la carta de presentación de tu negocio y, si ésta no transmite confianza o es confusa, pueden rechazar tu solicitud de crédito o afectar las condiciones del mismo debido al riesgo erró- neamente percibido. El entregar información completa, pronta, ordenada y suficiente genera en la institución financiera una percepción totalmente diferente.

6. Pon a competir a las fuentes de financiamiento. Cada institución tiene una fortaleza o producto que empata mejor con cierto tipo de necesidad crediticia. En consecuencia, busca las mejores condiciones de acuerdo a los requerimientos específicos de tu empresa. Recuerda que tener opciones te permite elegir.

Al final, lo importante es obtener financia- miento cuando no se necesite (y así blindar a tu empresa). Si cuentas con líneas de crédito abiertas, aunque no las uses, podrás aprovechar de mejor manera las oportunidades del mercado (nuevos clientes y proyectos, des- cuentos por pronto pago, bajar costos, etc.) en el momento que se presenten.

CRÉDITO TRADICIONAL

En términos generales, podemos clasificar los créditos en dos grandes rubros:
• Crédito en Cuenta Corriente (Revolvente). Es un financiamiento a corto plazo (menos de 12 meses), generalmente para capital de trabajo o necesidades transitorias de tesorería mediante el cual la empresa puede disponer en forma revolvente del saldo disponible de su contrato de crédito. Funciona de forma similar a una tarjeta de crédito.

• Crédito Simple. Es un financiamiento a mediano y largo plazo (más de 12 meses) con el fin de apoyar la actividad económica de la empresa, en el cual los intereses y el capital se pagan por lo regular mensualmente. Se utiliza para adquisición de activos fijos, in- muebles, maquinaria y equipo.

Hay muchos tipos de crédito, pero podrían encasillarse en alguna de las categorías anteriores. Por ejemplo:

El crédito para capital de trabajo. Es un crédito en cuenta corriente para la adquisición de mercancías, materias primas, pago de sueldos y salarios, gastos de fabricación y operación, financiamiento a clientes, etc.

Crédito refaccionario. Es un crédito simple que está enfocado en fortalecer o incrementar los activos fijos del negocio, donde el mismo bien se queda como garantía.

SOFOM

Es una entidad financiera que otorga crédito al público y realiza operaciones de arrendamiento financiero y factoraje financiero. La principal diferencia con un banco tradicional es que no puede captar recursos del público (ahorradores) y no requiere de la autorización del Gobierno Federal para constituirse. Por lo general, una Sofom cobra una tasa de interés mayor que un banco; sin embargo, tiene mayor flexibilidad y, en ocasiones, permite realizar un traje a la medida de las necesidades de la empresa.

ARRENDAMIENTO

Es una opción cada vez más popular entre las pequeñas y medianas empresas (Pymes) para adquirir activos fijos debido a los beneficios que les otorga, pues ofrece esquemas de largo plazo. Por lo tanto, es ideal para la compra de maquinaria, oficinas, naves

industriales, etc.
 Las arrendadoras toman más riesgo que la banca tradicional. No obstante, una parte importante de la decisión del otorgamiento del crédito es el tipo de activo a arrendar.

Toma en cuenta estos dos esquemas:


• Arrendamiento financiero. Es un contrato mediante el cual una institución financiera o arrendadora cede a la empresa el derecho exclusivo de usar el activo durante determinado tiempo, a cambio del pago de una renta. Al ven- cimiento, la arrendadora, normalmente vende el bien a la empresa a un valor residual.


• Arrendamiento puro. Se establece el uso temporal de un bien por medio de un contrato, pero con la diferencia de que no existe opción de compra al término de la vigencia
de éste. Por lo tanto, las arrendadoras no contraen obligación de vender el bien, ni de hacerle partícipe al arrendatario del importe de la venta que se haga del bien a un tercero.

En caso de que al término del contrato exista un contrato de compraventa del bien entre la arrendadora y el arrendatario, el bien tendrá que ser vendido al valor comercial o de mercado.

FACTORAJE

Permite disponer anticipadamente de las cuentas por cobrar a través de la cesión/ descuento de las facturas que tienes a tu favor. Actualmente en México existen opciones que permiten a las empresas adelantar las facturas de sus clientes sin que exista una notificación por parte de la institución financiera a estos últimos. Así, las empresas pueden obtener liquidez en el momento que la necesitan y, a su vez, privilegiar la relación con sus clientes.
La decisión del crédito se da en función de la

calidad de las cuentas por cobrar del cliente. Esto permite acreditar empresas de reciente creación, con una estructura financiera débil y con líneas mayores a su capacidad de pago histórica.

CROWDFUNDING

Son plataformas de Internet que
permiten recolectar recursos
de una comunidad en línea que
aporta dinero a cambio de recompensas –como una camiseta o
una versión del producto–, durante el
periodo que dura una campaña de recaudación. Resultan una buena opción para fondear un prototipo y obtener validación del mercado. Existe también el crowdfunding financiero, que fondea startups entre inversionistas a cambio de una participación accionaria en la empresa.

CAPITAL SEMILLA Y EMPRENDEDOR

Estos fondos provienen de inversionistas privados o programas de gobierno, y son recaudados por empresas que los administran y determinan en qué proyecto invertir a cambio de acciones del negocio. En función de su estrategia, buscan proyectos que están elaborando un prototipo o empresas en etapas tempranas que ya tienen un producto o servicio en el mercado. Hacen típicamente más de 10 inversiones por fondo, en un rango entre US$50,000 y US$2 millones, con el objetivo de recibir por lo menos un retorno del 40% al salir.

Contenido donado por Entrepreneur

Foto: Banco de Imagenes

   

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